Si nos sumergimos en el gran mundo de la restauración, nos encontramos una competencia cada vez más feroz. Con tanta oferta, a veces los consumidores tienen demasidas opciones para elegir un sitio. Es por ello, que los restaurantes luchan por ofrecer a sus clientes algo más que buena comida o buen servicio. Luchan por ofrecer una experiencia gastronómica.
Hoy vamos a intentar, en pocas palabras, dar algunas pinceladas a este término que siempre suele llamar la atención a clientes y restaurantes.
¿Qué es la experiencia gastronómica?
Es lógico que bares y restaurantes se centren en mejorar la calidad de sus platos y de su servicio en mesa, es decir, los elementos más tangibles del negocio. Estos son elementos que el cliente puede percibir fácilmente, por lo que gozan de una alta importancia, pero son sólo una parte de lo que conocemos como la experiencia gastronómica.
La experiencia gastronómica está compuesta de valores como el precio de los platos, la estética y decoración del local y de los elementos que tienen que ver con el servicio, es decir, la ambientación, el procedimiento, la información, el modo de transmitirla al cliente y la conexión interpersonal con el mismo.
El objetivo final ha de ser que el cliente sienta que no ha pasado por un establecimiento más. Ha levantarse de la mesa recordando positivamente los detalles de una comida no habitual, distinta a las demás.
Para esto, hemos de dejar de pensar en la restauración como una simple venta de comida. El reto radica en imaginar y conseguir un servicio integral al cliente, desde que llama para reservar mesa hasta que descuelga el abrigo para salir por la puerta del establecimiento.
En resumidas cuentas: los mejores restaurantes no sólo sirven comida. Envuelven a sus clientes en un estado de ánimo determinado.
¿Sabéis cuáles son los elementos necesarios para disfrutar de una buena cena? El cliente ha traer la mejor compañía: pareja, familia, amigos… y el restaurante ha de acompañarle en la experiencia que significa dicha cena con aspectos como una buena decoración y ambientación del lugar, servicio atento y cercano… en resumidas cuentas: las condiciones óptimas para conseguir que el comensal se lleve un buen recuerdo de la velada.