Errores imperdonables con la gastronomía italiana

¡Muy buenas amantes de la buena cocina italiana! Hoy vamos ha hablar de esos grandes errores que todos comentemos o hemos cometido con la gastronomía italiana. gastronomía italianaNo pasa
nada, cada uno disfruta de la comida como más le gusta, pero hay hábitos que hacen mucho daño a los puritanos del dogma gastronómico, y con la italiana son muchos: tanto los puritanos como los malos hábitos.

La gastronomía italiana esta cimentada en décadas de tradición y buen hacer, posiblemente cuente con uno de los recetarios mas extensos y cuidados del mundo pero también es una de las cocinas más internacionales y, claro, la distancia y muchas veces el desconocimiento hace que las recetas se «desvirtúen» y acaben mezclándose con las costumbres culinarias de cada lugar. Por eso, la prestigiosa academia Barilla de Parma, ha publicado un decálogo con los errores más comunes que los extranjeros cometemos al acercarnos a la comida italiana. Principalmente los anglosajones aunque en España también tenemos nuestras cosas.

Los 12 errores comunes en la gastronomía italiana.

  1. Cocer la pasta con agua y aceite:

    En España es muy habitual echar un chorro de aceite al agua para hervir la pasta, porque se piensa que le da sabor y textura, pero es un error. La pasta se cuece solo con agua y sal, a poder ser, generosos con la sal para que coja sabor (la mayor parte de esa sal se quedará en el agua). El resto de condimentos como el aceite, la pimienta o el orégano se le añade una vez escurrida la pasta no antes.gastronomía italiana

  2. Verter agua fría para escurrir la pasta:

    Gran error, esto solo sirve para quitarle sabor, lo mejor es apartar la pasta del fuego al menos un minuto antes de lo que indican las instrucciones para que quede al dente, ya que la pasta se seguirá cociendo una vez se mezcle con la salsa.gastronomía italiana

  3. Echarle ketchup a la pasta:

    Ya vimos en el post anterior a Robert de Niro cometer esta «afrenta» contra la pasta en la película «Uno de los nuestros». La Academia Barilla califica esta práctica como un “auténtico pecado culinario

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